Rituales de inicio de año y sus efectos en nuestra psique
- Psique Y Ser
- 1 feb 2023
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“..el hombre (5) “Privado de su anclaje trascendente inventará la religión, la filosofía, la política, con el objeto de recuperar la seguridad perdida.
Gusdorf, George. “Mito y Metafísica ” Nova Argentina 1960.
Cuántas veces no hemos escuchado o aplicado la frase “Año nuevo, vida nueva”. Y es que dicha frase, y muchas otras, devienen de nuestra naturaleza humana, ya que tendemos a plantearnos ciclos en las actividades o rutinas que establecemos. Y cómo no hacerlo si estamos inmersos en un ciclo de vida que tiene un principio y un final.
Para muchos, los ciclos fungen como un corte proveniente del interior que nos orilla a detener, pensar y tomar decisiones para mejorar o perfeccionar nuestra estabilidad y actuar en un futuro. Para otros, es un corte externo-obligado con la intención de encontrar elementos ajenos a uno que nos ayuden a asegurar que las decisiones fueron acertadas o fortuitas. Podemos resumir esto como: personas que crean y forjan su propio año, y personas que depositan en elementos o rituales externos sus acciones venideras. Se plasma en dos polos para que el tema de los rituales de inicio de año y sus efectos en nuestra psique tenga un mayor impacto y sea más didáctico. No con esto eximo que existan sujetos que oscilan entre ambas o más posturas.
Para poder abordar este tema tan interesante, haremos uso del interaccionismo simbólico; corriente sociológica que centra su interés en el mundo cotidiano de significados, ya que actuamos sobre estas bases para darle un sentido a los objetos y situaciones que nos rodean, y a las que nos exponemos constantemente. A partir de estos significados de las cosas, deriva o surge la interacción social. Sin interacción no puede haber vida social, por ende es el proceso que nos va a posibilitar construir significados sobre el mundo exterior.
Con base en este postulado, podemos entender que los rituales de inicio de año como actos que tienen una connotación de significados subjetivos, cada uno le da un valor o representación que nos permiten aligerar la angustia de dejar en manos de “la vida, divinidad o elemento totémico”, la responsabilidad de nuestra propia existencia y lo inesperado del año entrante.

Para poder continuar, pensemos en los rituales de inicio de año más habituales en la población mexicana:
Comer 12 uvas en la campanada de Año Nuevo, cada uva representa un propósito a cumplir o un deseo.
La noche de Año Nuevo se utiliza ropa interior de un color específico. Los más comunes son amarillo = dinero, rojo = amor y blanco = paz.
Salir con una maleta a dar la vuelta para atraer viajes.
Aventar lentejas para la abundancia.
Prender veladoras para atraer la fortuna.
Hacer aseo para sacar las malas vibras.
Aventar cubetas de agua para limpiar las vibras.
Meterse debajo de la mesa para conseguir pareja.
Los rituales entonces, son estrategias simbólicas que nos ayudan a regularnos como personas, familias y culturas; ya que nos cohesionan para solucionar problemas. De igual modo, a reforzar el sentido de existencia y a entender la relación que tenemos no solo con nosotros mismos, sino también con nuestros pares y con el mundo externo en el que interactuamos.
Con lo dicho hasta ahora, nada tiene que ver la hipótesis de si los rituales son buenos o malos para nuestra Psique. El tema de hoy no viene a destruir los rituales, sino a conocer los efectos que tiene en nuestra mente, y cómo estos tienen un rol importante y subjetivo en nuestras vidas.
Los rituales de inicio de año nos ayudan a querer anticiparnos, a atraer y a tratar de darle un significado a todo aquello desconocido que conlleva el cambio lógico temporal. Si nos hemos percatado, una palabra que ha estado presente con lo que estamos hablando hoy, es la “atracción”. La RAE define atracción como aquella fuerza o capacidad para atraer. Esto hace sentido, ya que hoy en día, y de manera simplista, la psicología está asociada a vibraciones, atracciones y energías. Es por esto que el tema que estamos analizando tiene mucha fuerza, debido a que socialmente los rituales se ven como energías que nos ayuden a que lo incomprensible e incognoscible pueda ser tramitado y esto genera tranquilidad.Sin embargo, la psicología no va en ese sentido, no es algo mágico, y los rituales no deben cubrir en su totalidad la responsabilidad y el cuidado que debemos tener con nuestra salud mental.
¿Debo tener rituales de inicio de año en mi vida?
La respuesta a esta pregunta podría estar orientada al sí, ya que es parte inherente a la cultura y al ser humano. Promueve valores, interacciones, empatía, reconocimiento del otro, y en muchos casos convivencia. Los rituales cumplen con brindar un espacio de seguridad y crear defensas que refuerzan el equilibrio psíquico, que sea capaz de protegernos frente a amenazas tanto externas como internas que nos lleven a la desorganización, confusión o angustia y que nos lleven a una inestabilidad máxima.
Pero como todo sí, debe existir un límite, y este radica en que el sujeto no puede depositar su existencia en un rito por el riesgo latente que se presenta. El dejar mi responsabilidad de autocuidado a un elemento externo, me separa de lo que me corresponde a mí hacer e instalarme en vivir en un pensamiento mágico que todos los rituales me van a salvaguardar o a traer mejores resultados sin tener que involucrarme por ello. Incluso llevado a un polo radical, podríamos hablar de una conducta obsesiva compulsiva, o bien de un delirio que más que aligerar la angustia, detonará e impactará en mi salud mental.
Psic. Alan Torres V.
Fundador y Director de Psique & Ser.
Recuerda que en Psique & Ser
“Estamos para escucharte”
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